Siempre es mejor encontrar que buscar. En Estambul, cerca de una de las puertas del Gran Bazar, no sé qué número (¿alguien es capaz de identificarlas?) me topé con Kahve Dunyasi. Sólo buscaba una cafetería en la que tomar algo caliente. Por fin salía el sol tras dos jornadas enteras de lluvia y no quería estar mucho tiempo encerrado.
Y entré en el mundo del café, que es la traducción que Google me hace del nombre de este local. Es agradable encontrar un rincón de la ciudad en el que los turkish delight no son la estrella, sino meros acompañantes. Aquí los protagonistas son dos: el café y el chocolate. En múltiples variantes. En todas sus exquisitas extensiones. Y también juntos. Qué sorpresa pedir un humilde café solo y verlo llegar acompañado de una cucharilla de chocolate negro. ¿Y si la usas para mover el café? El resultado, una maravilla.
¡Ah! La tarta tampoco estaba mal...
Y entré en el mundo del café, que es la traducción que Google me hace del nombre de este local. Es agradable encontrar un rincón de la ciudad en el que los turkish delight no son la estrella, sino meros acompañantes. Aquí los protagonistas son dos: el café y el chocolate. En múltiples variantes. En todas sus exquisitas extensiones. Y también juntos. Qué sorpresa pedir un humilde café solo y verlo llegar acompañado de una cucharilla de chocolate negro. ¿Y si la usas para mover el café? El resultado, una maravilla.
¡Ah! La tarta tampoco estaba mal...
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| ¿Café o chocolate? |
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