Uzbekistán es un país con miles de singularidades, detalles únicos, excentricidades. La mayoría tienen como protagonista a su Gobierno, presidido por Islom Karimov desde la caída de la URSS y su salida del bloque soviético.
Una de estas peculiaridades es la moneda, el sum (o som, que lo he visto traducido al castellano de ambas formas). Avisado desde España de su poco valor, la primera vez que cambié dinero sólo entregué un billete de 50 euros. A cambio, mi cartera se convirtió en la envidia del billetero de cualquier capo: unos 165.000 sum en billetes de 1.000.
No soy el único que tuvo una experiencia surrealista con el dinero en Uzbekistán.
Una de estas peculiaridades es la moneda, el sum (o som, que lo he visto traducido al castellano de ambas formas). Avisado desde España de su poco valor, la primera vez que cambié dinero sólo entregué un billete de 50 euros. A cambio, mi cartera se convirtió en la envidia del billetero de cualquier capo: unos 165.000 sum en billetes de 1.000.
No soy el único que tuvo una experiencia surrealista con el dinero en Uzbekistán.
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